Un empate con sabor agridulce

Talleres ganaba por dos goles de diferencia, pero no pudo sostener la victoria ante un Villa Dálmine que es serio candidato al título.

 Doracio 

 

 

Son ambivalentes las sensaciones post empate ante Villa Dálmine. Porque si bien, por un lado Talleres tuvo a su favor una ventaja de dos goles, el Violeta fue por el empate y con un puñado más de minutos de juego, hubiese estado más cerca de llevarse más que un punto.

Comenzó mejor la visita, con el manejo de Dudy Pérez, y las subidas del Polaco Sánchez por derecha. Pero fue el Albirrojo el que dio el primer golpe, aprovechando un error de Pablo De Nicola, que presionado por Juan Brunetti, dejó la pelota en poder de Marcos Doracio, para que definiera con el arco libre.

A partir de ahí, el trámite se emparejó y con Román Gnocchi como manija del equipo, y con el acuse de recibo del rumor del regreso de Raúl Pérez a Escalada, Talleres la pasó bastante bien hasta el décimo minuto del segundo tiempo, momento en el que llegó el descuento de Gorosito.

A esa altura ya ganaba dos a cero, porque Juan Brunetti había empujado en soledad, un centro atrás del Chinito Rodríguez, tras pase en profundidad de Lucas Fernández. Y cuando la tranquilidad parecía agigantarse, un error en la salida entre Bordón y Gnocchi, le permitió a Dálmine regresar al partido.

Los 35 minutos restantes, fueron todo del Violeta que se llevó puesto a Talleres, incluso más allá del penal ignorado por Lupani, sobre Gnocchi cuando el Rojo todavía tenía la ventaja a su favor. Porque mientras el equipo de Ruggero iba juntando hombres en su campo, Otta decidía meter toda la carne a la parrilla. Sin Dudy lesionado, con Salvatierra y Cáspary en cancha, la voluntad ofensiva de la visita fue creciendo a la par del agotamiento de los jugadores locales, y el golazo del ex JJ Urquiza, no hizo más que reflejar en la red, esa constante amenaza.

Siguió agazapado Talleres y un poco más relajado Villa Dálmine, aunque sin resignar la voluntad ofensiva. El silbatazo del final, sirvió para el relax final. En definitiva, ambos celebraron no perder; uno porque pudo conservar algo de todo lo que tuvo; el otro, por arrebatar algo que no tenía.

Un párrafo aparte merece Ignacio Lupani, hoy árbitro y ayer jugador de Ferrocarril Urquiza (acutalmente UAI), que con la suerte del bolillero a su favor, dirigió el partido entre el escolta del torneo, y el próximo rival del puntero. Sin Doracio ni Ferreira por haber sumado innecesariamente la quinta amarilla, Talleres recibirá el Sábado desde las 17:00, al equipo de Guillermo De Luca, en Escalada.