Empate y barbarie

Talleres igualó 1 – 1 con Dock Sud, pero eso quedará perdido en el historial futbolísticos. La violencia se adueñó del protagonismo. Intento de agresión al micro con la delegación visitante; jugadores y dirigentes que debieron retirarse escapados cuerpo a tierra en un micro, enfrentamiento entre la policía que detuvo la intención agresiva de un centenar de hinchas del local, decenas de piedras y balas de goma en el enfrentamiento entre violentos y la fuerza de seguridad; y dos clubes perjudicados, son el resultado de un hecho que se pudo evitar. Ah, quienes hacemos Frecuencia Albirroja debimos interrumpir nuestra tarea y retirarnos antes, gracias a la predisposición de algunos integrantes de prensa de Dock Sud, pero con el parabrisas del auto roto. Pero por suerte, la podemos contar (todavía).

negro

Basta la violencia en el fútbol.


Una vez consumado el pitazo de Hernán Mastrángelo dando por finalizado el partido entre Dock Sud y Talleres, la barbarie tal cual se previa dijo presente en el estadio De Los Inmigrantes, con los violentos incidentes provocados en un cruce generando por una porción de la parcialidad local quienes se enfrentaron con la policía, y protagonizaron un autentica batalla campal.

La crónica de un final anunciado comenzó durante el transcurso de la semana, cuando la dirigencia de Talleres, encabezada por su presidente el Dr. Alejandro Taraborrelli, elevó al APREVIDE (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte) un pedido formal para que el encuentro entre Dock Sud y Talleres se juegue a puertas cerradas en campo neutral, teniendo en cuenta la rivalidad antagónica que existe entre ambas parcialidad y algunos episodios lamentables sucedidos en los últimos tiempo. Sin embargo, la inacción de la Mesa Directiva de la Primera C, con la postura inflexible de su Presidente Leandro Víttori –que no quiso saber nada con jugar el partido sin público-, hizo oídos sordos desestimando el pedido de la directiva Albirroja, que con buen tino se anticipó a lo que posteriormente sucedió.

La llegada del plantel de Talleres se desarrolló con absoluta normalidad, pero fuertemente custodiado por refuerzos policiales adicionales –cuya iniciativa y gastos de este mini operativo, corrieron por cuenta de la entidad de Escalada- , quienes en el contexto de otra sociedad, deberían realizar su trabajo para bregar por la seguridad de las personas y no para cubrir un espectáculo futbolístico, que tendría que ser una autentica fiesta y terminó en una guerra literal.

El silbato del árbitro Hernán Mastrángelo sonó de manera estridente marcando el punto central, decretando el final de un partido que terminó en empate entre Dock Sud y Talleres 1 - 1, aunque la historia continuó afuera con hechos bochornosos.

En forma inexplicable, automáticamente la parcialidad de Dock Sud arremetió contra la calle en busca del plantel de Talleres, que sin higienizarse y sacarse la habitual vestimenta, subió rápidamente al micro, tratando de emprender regreso hacía Remedios de Escalada, huyendo de los hechos que se avecinaban. Forzando el portón de seguridad (o tal vez gracias a alguna mano influyente), más de un centenar de hinchas darseneros, totalmente fuera de control, comenzaron a arrojar todo tipo de proyectiles contra la policía y el ómnibus que transportaba a la delegación Albirroja, que estaba compuesta por los jugadores y un grupo minúsculo de dirigentes, y de ahí en más lo peor.

El plantel de Talleres amagó a bajarse del micro buscando guarecerse, pero ante la orden de los efectivos policiales sorteó raudamente de la emboscada, que continuó con enfrentamiento cuerpo a cuerpo y una batalla campal interminable entre los hinchas más exaltados de Dock Sud y las fuerzas de seguridad, quienes repelieron la agresión con balas de goma, contra los proyectiles y hasta disparos de arma de fuego que se escuchaban detonar muy cerca de la zona de conflicto, en el mismo momento que un grupo de violentos estaban dispuestos a barrer contra todo lo que estaba a su paso. A tal punto, quienes estaban arriba del micro que transportaba a Talleres, debieron arrojarse contra el piso del mismo para esquivar todo lo que era arrojado a su paso.

El parte de enfrentamientos era elocuente, y si podían divisar desde las adyacencias del estadio, varios autos que sufrieron las consecuencias de la violencia, como por ejemplo el auto de nuestro compañero y amigo Guillermo, que habitualmente transporta a todas las canchas a todo el equipo de Frecuencia Albirroja cuando juega Talleres, que sufrió el estallido del parabrisas de su vehículo, producto del impacto de una piedra.

Mientras tanto, FA debió interrumpir abruptamente su cotidiana labor saliendo del aire para poder abandonar el estadio y resguardar la integridad física de sus integrantes, debido la violenta situación que se estaba generando dentro y fuera del estadio De Los Inmigrantes, donde al menos hasta emprender la retirada no había síntomas de paz.

A todo esto, muchos hinchas comunes y normales de Dock Sud se introdujeron dentro del propio terreno de juego, ya que las corridas eran constantes porque la policía para disuadir arrojó gases lacrimógenos contra los más revoltosos, quienes seguían generando disturbios de todo tipo. Estos hinchas que nada tienen que ver con lo que pasó, también son víctimas de una situación que se viene repitiendo en el fútbol argentino desde hace más de una década.

Claro que en medio de esta situación tan incómoda para todos –locales que no estaban dispuestos a apañar como su club se perjudicaba por el accionar de los vándalos, y los pocos visitantes que eran víctimas de un intento de agresión de un grupo determinado- podemos generalizar y responsabilizar a todos los simpatizantes de la dársena, dado que hubo gente de Dock Sud que cooperó para que los medios de prensa pudiéramos permanecer al resguardo en la zona de cabinas algunos minutos, en medio del intercambio de proyectiles, como así también habilitar a los integrantes de FA una salida de emergencia, y acompañaron hasta el automóvil a todo el grupo, para facilitar el egreso del estadio.

La salida del equipo de FA del estadio fue complicada. Como manifestamos antes, debimos interrumpir la tarea habitual en el post partido, y huir con nuestros equipos a cuestas “como ratas por tirante”, por recomendación de gente del Docke, para prevenir un mal mayor. Y lo logramos, gracias a la intervención de un honrado hincha de Dock Sud llamado David Mendoza, quien en forma muy gentil, noble y amable ayudó en nuestra retirada, algo que sin dudas para nosotros es digno y valorable para destacar.

Gracias a Dios nuestra integridad física está bien, y más allá del mal momento todo esto se podía haber prevenido, sino hubiese sido por la inacción y errónea decisión de la Mesa de la Divisional C en AFA, que desestimó el pedido hecho por la dirigencia de Talleres, teniendo en cuenta lo que se preveía y terminó sucediendo, una crónica de un final anunciado tan parecido al resultado de una batalla campal, y no a un partido de fútbol.

En consecuencia, se ve que el bien sigue funcionando mal porque el mal sigue funcionando bien, Y es hora que la sociedad, que debe caminar hacia una civilización más perfecta, tenga una respuesta, teniendo todos como única bandera y grito un ideal en común: BASTA DE VIOLENCIA.